como si de pronto descubriese
que el mundo, la vida
no es para mi
sino
la quietud
el mar mas calmo
la luna mas malva
timida de andanzas
profundamente conmovida
por la vastedad del mundo
ojalá me quisiera como quienes me quieren
por la calle Porongos me elogias
y pienso todo lo opuesto a vos.
no sirvo para nada
la antiproducción cerrada
no quiero convenerme de que el mundo es de los audaces
ese es un comentario mentecato
para que cuidar mis palabras
sino sirvo
nunca seré leída
nisiquiera me importa ser leída
porque acepte ya, la antiproducción pura
frecuencias, movimiento, oscilaciones, ataque, rebote, fricción, rotaciones, articulaciones, explosiones, golpes, figuras, proposiciones, concatenaciones, cadenas, funciones, variables, rangos, compresiones, valores, equillibrio, emulsiones
y una mujer que dice:
Estoy recluida. Salir es un acontecimiento. Paso todo el dia pensando en qué ropa me voy a poner cuando salga para evitar cualquier incomodidad. Miro mapas y trazo diferentes formas de llegar del punto A al punto B. Me preparo. Armo bolsitos con cosas que en mi imaginación necesito. Me imagino escenas en las que hago cosas en la calle. La idea resuena estupenda, al igual que la idea de las infinitas posibilidades que la ciudad ofrece. Todos los dias son posibilidades de lo inédito, de un acontecimiento improbable, de un sazón hacia la vida. Una oda a la existencia. Pero sé que ocurre cuando salgo; nunca me sentí parte de ningún lado. Siempre, a cuestas, siempre. Cuando camino nada es a como me lo imaginé; tengo miedo, tengo miedo de aparecer en el mundo. Nisiquiera entiendo por qué. Las personas no parecen tan hostiles. Decido evitar a la mayor cantidad de personas en la calle. Simplifico mi estadía afuera de mis cuatro paredes al máximo. Solo encuentro tranquilidad cuando abro la puerta de mi domicilio (para entrar). Afuera, solo puedo pensar en volver, adentro. Adentro vuelvo a idealizar el afuera y me recuerdo que ya salí hace un rato y lo odié todo, me parecio aberrante. Busco, busco formas de evitarlo todo, me parece innecesario salir-a-dar-una-vuelta. Sé lo que es deseable. Miento y digo que me gusta salir a dar una vuelta y respirar el fresco. Salgo incluso sola para que parezca -incluso para mi misma- que me parece bueno salir a tomar el fresco. Preparo todo. Una linda superficie, algo para hidratar, la temperatura perfecta, la ansiedad oral bien cubierta, la ropa cómoda, el pelo atendido, mi cara lavada. Estoy. Hago fuerzas para disfrutar el momento. Miro a los demás. Me siento presa, me han quitado mi libertad. Cada segundo que pasa estoy feliz pero solo porque es un seguno menos de estar allí. Pienso, pienso, pienso a solas con mi voz. Me aturde, me recuerda lo inutil. Añoro el adentro. Camino hacia las cuatro paredes y comienzo a sentirme un poco mejor porque ya no estaré allí, pero, saben qué' Soy el mejor prisionero. Soy el verdugo perfecto de este malestar, este sinsabor, ese maltrago que constituye mi vida, mi existencia.
Se prende un cigarro, satisfecha. Lo fuma acostada y tapada con su frazada.